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jueves, 22 de mayo de 2008
Las motos-grúa de la Policía china
Rastreando por la web hemos encontrado estas imágenes de las motos-grúa de la Policía china. Son todo una pasada, ¿no creen? Además cuentan con una gran potencia, si no no podrían llevar un vehículo. Se trata de unas Honda Goldwing equipadas con un sistema de arrastre plegable que aparece en la foto de la derecha. De serie, estas motos equipan un motor de 6 cilindros y 1832 cc. El invento es de origen sueco, como no podía ser de otra forma...
¿Se verán alguna vez en las ciudades españolas?
domingo, 18 de mayo de 2008
Al volante siempre hay que mantener la libertad de movimiento
Un agente de los Mossos d'Esquadra ha multado a una conductora con 57,14 euros por tocarse el pelo mientras tomaba una "curva suave", después de detenerla por creer que hablaba por el teléfono móvil mientras conducía. La mujer sancionada, María Luisa Porcel, no salía de su asombro cuando explicaba a un grupo de periodistas su curioso caso, sucedido el 19 de abril, cuando abandonó su casa de Lliçà de Vall (Barcelona) con su vehículo y empezó a tomar una rotonda donde había una patrulla de los Mossos d'Esquadra de tráfico. Según ha relatado la mujer, de 28 años, uno de los agentes le paró y le dijo que la iban a sancionar por hablar por el teléfono móvil mientras conducía. La mujer replicó que no estaba hablando por el móvil, porque precisamente aquel día se lo había olvidado en casa. Sin embargo, el agente le replicó que la sancionaban igualmente, en este caso por tocarse el pelo mientras conducía. De esta forma, en la sanción se multa a la mujer por conducir un vehículo "sin mantener la propia libertad de movimientos. Tocarse el cabello en curva suave". A medio camino entre estar indignada y tomárselo a broma, la mujer insistía en que no cometió ninguna infracción y que para ella tocarse el cabello es un gesto natural que no le impide estar concentrada en la conducción. "Es más peligroso fumar mientras se conduce", ha señalado. Por este motivo, ha presentado un recurso a la sanción -que no puede acarrear la pérdida de puntos del carné-, que ahora está estudiando el Servicio Catalán del Tráfico (SCT).
En Poli de Patrulla aparece una situación similar: un joven de Málaga fue sancionado también por no respetar la libertad de movimientos que exige el artículo 18 del Código de Circulación. Lo que ocurre que en este caso no se estaba tocando el pelo, sino el pene, puesto que se estaba masturbando al volante cuando fue sorprendido por la Policía Loca....
jueves, 8 de mayo de 2008
... y lo que hacen para evitar una multa
La Policía Nacional detuvo ayer en Valencia a un joven de 27 años acusado de hacer un falso aviso de bomba en un centro comercial del distrito de Ruzafa para evitar ser sancionado por los policías que le pararon cerca del lugar por carecer de permiso de conducir.
El hombre realizó supuestamente en la tarde del martes una llamada en nombre de una organización terrorista desde su teléfono móvil en la que decía que había una bomba en un centro comercial del distrito de Ruzafa.
Los agentes, tras realizar las averiguaciones oportunas y comprobar que se trataba de una falsa alarma, abrieron una investigación y averiguaron la identidad del presunto autor de los hechos, quien supuestamente hizo la llamada al ser parado por los policías cuando conducía un vehículo por las inmediaciones de ese centro comercial.
El detenido presuntamente hizo este falso aviso ante el temor de ser sancionado por no tener permiso de conducir, y con el objetivo de que los policías locales se marcharan rápidamente del lugar. Los agentes, en ese momento, le detuvieron por un delito contra la seguridad del tráfico, siendo puesto en libertad tras ser oído en declaración.
Posteriormente, los agentes de la Policía Nacional, tras realizar las averiguaciones oportunas, volvieron a detener al mismo joven, esta vez por un delito de desórdenes públicos.
El hombre realizó supuestamente en la tarde del martes una llamada en nombre de una organización terrorista desde su teléfono móvil en la que decía que había una bomba en un centro comercial del distrito de Ruzafa.
Los agentes, tras realizar las averiguaciones oportunas y comprobar que se trataba de una falsa alarma, abrieron una investigación y averiguaron la identidad del presunto autor de los hechos, quien supuestamente hizo la llamada al ser parado por los policías cuando conducía un vehículo por las inmediaciones de ese centro comercial.
El detenido presuntamente hizo este falso aviso ante el temor de ser sancionado por no tener permiso de conducir, y con el objetivo de que los policías locales se marcharan rápidamente del lugar. Los agentes, en ese momento, le detuvieron por un delito contra la seguridad del tráfico, siendo puesto en libertad tras ser oído en declaración.
Posteriormente, los agentes de la Policía Nacional, tras realizar las averiguaciones oportunas, volvieron a detener al mismo joven, esta vez por un delito de desórdenes públicos.
Lo que hacen algunos para impedir una boda
Curiosa historia la que nos llega desde Rusia. Hay que ver lo que hace la gente para impedir una boda. La Policía de la ciudad rusa de Vólogda busca a un individuo que secuestró un autobús urbano para impedir que su novia se casara con otro, según informó ayer la Fiscalía local.
Esta historia, que podría ser el argumento de una película, comenzó ayer cuando el hombre se subió al autobús en una parada de la línea 47, amenazó al conductor con un objeto parecido a una pistola y exigió que lo condujera a otro lugar de la ciudad, a pesar de que en el salón había varios pasajeros.
"El conductor no tuvo otro remedio que obedecer. Dio la vuelta y se dirigió al lugar indicado, para no arriesgar su vida y la de los pasajeros", dijo un portavoz de la Fiscalía de Vólogda a la agencia Interfax. Mientras cubrían el recorrido, el hombre explicó que ese día su novia se casaba con otro hombre y que se veía obligado a secuestrar el autobús para llegar a tiempo al lugar con el fin de impedir la boda.
Cuando llegaron al destino indicado, el hombre abandonó sin más el autobús y desapareció sin dejar rastro. La Fiscalía abrió un expediente según el artículo del Código Penal referente al "secuestro de un vehículo con amenaza de violencia y peligro para la vida ajena", mientras la policía inició la búsqueda del individuo y de los pasajeros testigos del incidente.
Esta historia, que podría ser el argumento de una película, comenzó ayer cuando el hombre se subió al autobús en una parada de la línea 47, amenazó al conductor con un objeto parecido a una pistola y exigió que lo condujera a otro lugar de la ciudad, a pesar de que en el salón había varios pasajeros.
"El conductor no tuvo otro remedio que obedecer. Dio la vuelta y se dirigió al lugar indicado, para no arriesgar su vida y la de los pasajeros", dijo un portavoz de la Fiscalía de Vólogda a la agencia Interfax. Mientras cubrían el recorrido, el hombre explicó que ese día su novia se casaba con otro hombre y que se veía obligado a secuestrar el autobús para llegar a tiempo al lugar con el fin de impedir la boda.
Cuando llegaron al destino indicado, el hombre abandonó sin más el autobús y desapareció sin dejar rastro. La Fiscalía abrió un expediente según el artículo del Código Penal referente al "secuestro de un vehículo con amenaza de violencia y peligro para la vida ajena", mientras la policía inició la búsqueda del individuo y de los pasajeros testigos del incidente.
Roban objetos de valor a un obispo de 102 años
La policía italiana está buscando a dos jóvenes, acusados de haber robado importantes objetos de valor tanto económico como sentimental a monseñor Antonio Rosario Mennonna, el segundo obispo más anciano del mundo.
Entre otras riquezas, figura una cruz que le había regalado Juan Pablo II, un cáliz, anillos y plumas estilográficas, según informan los medios de comunicación italianos.
Ambos acusados, de 18 y 19 años de edad y origen rumano, habían estado al servicio del obispo en su casa de Muro Lucano (sur de Italia) y después de hacerse con su botín se habrían fugado inesperadamente.
El primero en denunciar el robo fue un sobrino del obispo que vive con él y a quien los jóvenes también habrían robado algunas pertenencias.
Monseñor Mennonna cumplirá 102 años el próximo 27 de mayo y es el segundo obispo más anciano del mundo, por detrás del vietnamita Antoine Nguyên Van Thien, que cumplió 102 años el pasado 13 de marzo, según indica la última actualización del portal catolico www.catholic-hierarchy.org.
Entre otras riquezas, figura una cruz que le había regalado Juan Pablo II, un cáliz, anillos y plumas estilográficas, según informan los medios de comunicación italianos.
Ambos acusados, de 18 y 19 años de edad y origen rumano, habían estado al servicio del obispo en su casa de Muro Lucano (sur de Italia) y después de hacerse con su botín se habrían fugado inesperadamente.
El primero en denunciar el robo fue un sobrino del obispo que vive con él y a quien los jóvenes también habrían robado algunas pertenencias.
Monseñor Mennonna cumplirá 102 años el próximo 27 de mayo y es el segundo obispo más anciano del mundo, por detrás del vietnamita Antoine Nguyên Van Thien, que cumplió 102 años el pasado 13 de marzo, según indica la última actualización del portal catolico www.catholic-hierarchy.org.
miércoles, 7 de mayo de 2008
"¿Tú me vas a cachear a mí, guapo?"
Esa es la pregunta que le formuló a un policía local de Sevilla un chico que fue parado en un control de tráfico. Los policías pensaron que los dos ocupantes del coche que pararon eran algo más que dos chavales que había entrado en un barrio conflictivo a pillar una dosis de droga. Tenían pinta de delincuentes pero nada más lejos de la realidad. Eran sólo una pareja de jóvenes homosexuales que trataba de divertirse con unos gramos de hachís. Cuando uno de los agentes, que llevaba hasta su chaleco antibalas puesto, se acercó para cachear a uno de los jóvenes, éste, sonriéndole y mostrándose muy dispuesto, le espetó. "¿Tú me vas a cachear a mí, guapo? Cachéame, cachéame".
Presentación oficial de Poli de Patrulla en el Real Alcázar de Sevilla
El salón del Almirante del Real Alcázar de Sevilla acogió ayer el acto de presentación oficial, en sociedad, del libro Poli de Patrulla. A la presentación asistieron diversas autoridades, como la delegada de Convivencia y Seguridad del Ayuntamiento de Sevilla, Nieves Hernández, o el jefe de la Policía Local, José Aulet.
lunes, 5 de mayo de 2008
Poli de Patrulla en la prensa
Entrevista de Francisco
Correal en Diario de Sevilla
| Actualizado 05.05.2008 - 05:03
Este libro está bien aparcado
"Como con el libro no nos vamos a hacer ricos, llevaremos un ejemplar en la guantera para que al menos nos libre de algunas multas". La multa y el periodismo son dos maneras distintas de escribir, ambas obsesionadas con el detalle. Hay dos periodistas que han querido sacar a los policías locales del cliché de la multa. Jorge Muñoz (Écija, 1970) y Fernando Pérez Ávila (Sevilla, 1980), redactores de Diario de Sevilla, confían en que otros ciudadanos les imiten y metan en la guantera de su coche Poli de patrulla (Almuzara), un libro que mañana presentan en el Alcázar.
La pareja es un fenómeno más policial que periodístico, pero Jorge y Fernando han elegido la fórmula del tándem para hacer su particular patrulla. Todo nació en una informal comida navideña en el Círculo Mercantil en la que participaron estos reporteros con un grupo de amigos policías. Éstos empezaron a contar anécdotas y uno de ellos insinuó que había muchos lectores que se estaban perdiendo un buen libro. "Yo no le di importancia, pero Jorge se lo tomó en serio", dice Pérez Ávila, un sabueso del periodismo menos grato, en el que trata habitualmente con los protagonistas de este libro. Su vocación nació con Carrusel Deportivo, mientras que su compañero, ducho en tribunales y ya curtido en el oficio de publicar libros, le debe la génesis del oficio a Lou Grant.
Se pusieron manos a la obra y les ha salido un Decamerón de sucedidos que hace un curioso viaje muy literario: desde un universo donde habitan el delito, el cohecho, la amenaza, a veces la muerte, aterrizan en un texto que se adentra en el humorismo. Los policías retratados en este libro van a encontrar más de un motivo para no multar a sus retratistas. Un oficio que desde los grises al cliché de canción-protesta de Sabina, Mucha-mucha-policía, no gozaba de muy buena prensa. "La palabra policía daba un poco de grima", dice Muñoz, "además los policías locales siempre han sido vistos como una especie de sheriffs puestos por el Ayuntamiento para multar a los ciudadanos".
Un tópico que generó una impopularidad añadida que eclipsa el compromiso cotidiano de estos servidores del orden que han asistido a partos, fueron a Galicia a recoger chapapote e incluso, con su condescendencia punitiva, evitaron más de una ruptura matrimonial, caso del agente que perdonó la multa a una conductora sorprendida en otra ciudad que no era la suya en compañía de una persona que no era su marido.
Dos minutos y 37 segundos. Es el tiempo que invirtió la Policía Local de Sevilla en un traslado de órganos entre el hospital Virgen del Rocío y el Macarena. "Un patrullero delante, la ambulancia y dos motoristas que literalmente se jugaron la vida yendo a 200 kilómetros por hora por Torneo. Esas cosas la gente no las valora", apunta Jorge.
Policías y periodistas. Dos maneras de investigar. "Nosotros nos quedamos con lo superficial", admite Pérez Ávila. "Si informas de la detención de un grupo de narcotraficantes a los que cogieron con 700 gramos, se queda en un breve. Si cuentas que la droga iba en cajas de fruta, lo que para ti es un titular, para la policía no es sino una anécdota". "Y detrás de esos 700 gramos", añade Muñoz, "a veces hay una investigación de de meses, incluso de años".
El gitano sin carné que adujo que iba al hospital a ver a un familiar enfermo para añadir que iba al cementerio porque de malo que estaba ya se habría muerto; el marido que denunció a una pareja de policías por mirarle el trasero a su esposa; el hombre que dejó el coche aparcado en plena acera y salió de la peluquería con media cabeza afeitada diciendo que sólo había entrado para pedir número; la señora que demandó la mediación policial para que le descambiaran un consolador en unos grandes almacenes...
"Está cogiendo auge la novela negra, tanto buena como mala, donde siempre hay policías", dice Pérez Ávila, "nuestra pretensión no es otra que buscar la sonrisa del lector ante estos héroes cotidianos". "En el trabajo la relación con la Policía es por hechos dramáticos: crímenes, tiroteos, accidentes de tráfico, incendios".
La pareja es un fenómeno más policial que periodístico, pero Jorge y Fernando han elegido la fórmula del tándem para hacer su particular patrulla. Todo nació en una informal comida navideña en el Círculo Mercantil en la que participaron estos reporteros con un grupo de amigos policías. Éstos empezaron a contar anécdotas y uno de ellos insinuó que había muchos lectores que se estaban perdiendo un buen libro. "Yo no le di importancia, pero Jorge se lo tomó en serio", dice Pérez Ávila, un sabueso del periodismo menos grato, en el que trata habitualmente con los protagonistas de este libro. Su vocación nació con Carrusel Deportivo, mientras que su compañero, ducho en tribunales y ya curtido en el oficio de publicar libros, le debe la génesis del oficio a Lou Grant.
Se pusieron manos a la obra y les ha salido un Decamerón de sucedidos que hace un curioso viaje muy literario: desde un universo donde habitan el delito, el cohecho, la amenaza, a veces la muerte, aterrizan en un texto que se adentra en el humorismo. Los policías retratados en este libro van a encontrar más de un motivo para no multar a sus retratistas. Un oficio que desde los grises al cliché de canción-protesta de Sabina, Mucha-mucha-policía, no gozaba de muy buena prensa. "La palabra policía daba un poco de grima", dice Muñoz, "además los policías locales siempre han sido vistos como una especie de sheriffs puestos por el Ayuntamiento para multar a los ciudadanos".
Un tópico que generó una impopularidad añadida que eclipsa el compromiso cotidiano de estos servidores del orden que han asistido a partos, fueron a Galicia a recoger chapapote e incluso, con su condescendencia punitiva, evitaron más de una ruptura matrimonial, caso del agente que perdonó la multa a una conductora sorprendida en otra ciudad que no era la suya en compañía de una persona que no era su marido.
Dos minutos y 37 segundos. Es el tiempo que invirtió la Policía Local de Sevilla en un traslado de órganos entre el hospital Virgen del Rocío y el Macarena. "Un patrullero delante, la ambulancia y dos motoristas que literalmente se jugaron la vida yendo a 200 kilómetros por hora por Torneo. Esas cosas la gente no las valora", apunta Jorge.
Policías y periodistas. Dos maneras de investigar. "Nosotros nos quedamos con lo superficial", admite Pérez Ávila. "Si informas de la detención de un grupo de narcotraficantes a los que cogieron con 700 gramos, se queda en un breve. Si cuentas que la droga iba en cajas de fruta, lo que para ti es un titular, para la policía no es sino una anécdota". "Y detrás de esos 700 gramos", añade Muñoz, "a veces hay una investigación de de meses, incluso de años".
El gitano sin carné que adujo que iba al hospital a ver a un familiar enfermo para añadir que iba al cementerio porque de malo que estaba ya se habría muerto; el marido que denunció a una pareja de policías por mirarle el trasero a su esposa; el hombre que dejó el coche aparcado en plena acera y salió de la peluquería con media cabeza afeitada diciendo que sólo había entrado para pedir número; la señora que demandó la mediación policial para que le descambiaran un consolador en unos grandes almacenes...
"Está cogiendo auge la novela negra, tanto buena como mala, donde siempre hay policías", dice Pérez Ávila, "nuestra pretensión no es otra que buscar la sonrisa del lector ante estos héroes cotidianos". "En el trabajo la relación con la Policía es por hechos dramáticos: crímenes, tiroteos, accidentes de tráfico, incendios".
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