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viernes, 4 de julio de 2008

En la boca del lobo, o aquellos lugares donde es mejor no ir bebidos

“Creo que me hemetido en la boca del lobo”. La frase es del conductor ebrio que, desorientado, intentó entrar el pasado fin de semana en el parking de la Jefatura de la Policía Local de Sevilla. Iba solo, conducía un Citroën C4 y en la mano que le quedaba libre llevaba una botella de champán a la que daba un trago de cuando en cuando. Se había perdido y tuvo la mala suerte de toparse de frente con las dependencias policiales, en las peores condiciones posibles para enfrentarse a un agente de tráfico.
Era un comercial valenciano de 44 años que se encontraba en Sevilla por cuestiones laborales y salió de fiesta la noche del viernes. A las siete menos diez de la mañana del sábado dos agentes que estaban de guardia se percataron de que alguien quería entrar con su coche en la zona destinada al aparcamiento para los patrulleros y vehículos camuflados de la Policía. Se acercaron y sorprendieron al comercial botella en mano
y “con síntomas inequívocos” de encontrarse en estado de ebriedad, según refleja el posterior atestado policial. Los agentes, que no terminaban de creerse que alguien bebido quisiera entrar en la comisaría, le informaron de que está prohibido consumir bebidas alcohólicas al volante y le pidieron la documentación correspondiente.
Poco después, lo sometieron a la prueba de alcoholemia, donde dio una tasa de 0,88 miligramos de alcohol por litro de aire espirado. Esta cifra es casi cuatro veces superior a la permitida por la normativa de circulación, que es de 0,25 y0,15 para noveles. En ese momento el hombre no pudo más que lamentarse del error que había cometido y pronunció esa frase con la que se resume su infortunio. “Creo que me hemetido en la boca del lobo”, les dijo a los agentes que lo denunciaban por un delito contra la seguridad vial y le colocaban una multa con la petición de retirada de seis
puntos del carné. Luego confesó que se había perdido tratando de salir de la isla de la Cartuja y que había girado hacia una calle que le llevaba directamente a la Jefatura, situada en la avenida de AméricoVespucio. El informe con los datos de este hombre fue llevado al juzgado de guardia, que decidirá la sanción con la que castiga al infractor, mientras que el caso ha servido de guasa a lo largo de toda la semana para la mayoría de los integrantes de la Policía Local, sorprendidos y todavía incrédulos al leer el parte de incidencias con las novedades del servicio.

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